El mito de Aracne y Atenea – Las hilanderas o la fábula de Aracne

Aracne

El mito de Aracne constituye una de las historias de las interacciones entre los dioses y los mortales más interesante que podemos encontrar en la mitología griega.

En este caso, en la conocida historia de las hilanderas o la fábula de Aracne, ella es una mortal que ha osado desafiar a los dioses, en este caso, a Atenea. Y aunque existen muchas versiones distintas de este mito, todas ellas muestran una moraleja que los griegos enseñaban: los dioses son seres vengativos.

Hoy vamos a ver las diferentes historias de la fábula de Aracne y Atenea

El origen de Aracne según la mitología griega

Según diversos relatos de la mitología, Aracne tiene dos posibles orígenes. El primero de ellos afirmaba que era la hija de un pasto que aprendió el arte de tejer por su propia cuenta.

Otras historias afirman que, en realidad, Aracne era una doncella de Lidia, hija de Idmón de Colofón y que estuvo toda su vida rodeada de lino.

Idmón, su padre, era un famoso tintorero que se dedicaba a colorear las ropas en color violeta, y de Aracne, se dice que inventaría las telas y las redes de lino gracias a su gran habilidad.

El hijo de Aracne, Closter, introduciría el huso que llevaría más adelante a la fabricación de la lana para crear las prendas de vestir.

En cualquier caso, a diferencia de muchos otros personajes clave de la mitología griega, Aracne era una persona mortal que no tenía ningún tipo de poder especial, simplemente disponía de un talento extremadamente bueno para tejer.

Aracne

Su habilidad era tal, que era extremadamente famosa, y eso la llevó a convertirse en una mujer bastante orgullosa y descarada y al estar tan segura de sus habilidades, desafió a la diosa Atenea a un concurso para ver quién era la mejor.

Aquí es donde comienza la historia de las hilanderas o la fábula de Aracne y Atenea

El contexto antes de comenzar con la fábula de Aracne y Atenea

Obviamente, las declaraciones tan llamativas de Aracne sobre su propia habilidad acabaron llamando la atención de la propia diosa.

Cabe destacar, que en la antigua Grecia se pensaba que las habilidades eran un regalo de los dioses y las diosas y normalmente, aquellos que mostraban una habilidad excepcional solían agradecer al dios correspondiente la concesión de esos talentos.

En el caso de la diosa Atenea, los griegos le atribuían muchos talentos distintos: de hecho, además de ser la diosa de la guerra, era considerada también la diosa de la artesanía, de la sabiduría e incluso el tejido.

Y precisamente, el hecho de que Aracne se jactara de que sus habilidades eran mejores que las de Atenea eran muy osadas.

La historia más conocida del mito de Aracne y Atenea

En la versión más conocida de la fábula de Aracne, la diosa Atenea interpreta la osadía de la tejedora como un desafío directo a los dioses.

Según el escrito de las Metamorfosis de Ovidio, la diosa Atenea se disfraza de anciana para lanzar una advertencia verbal a Aracne, pero esto resultó completamente en vano, y finalmente la diosa se muestra ante la tejedora como lo que de verdad era, una deidad.

Para darle una lección, Atenea teje cuatro historias como advertencia. Estas historias representaban lo que les ocurría a los humanos que se creen mucho mejores que los dioses.

En aquellas imágenes tejidas, la diosa Atenea mostraba unas muestras de castigo sobre los humanos bastante violentas que advertían a Aracne de lo que le ocurriría si continuaba con su comportamiento orgulloso.

Por desgracia, Aracne no se tomó el mensaje como ningún tipo de advertencia. En lugar, la tejedora tomó represalias tejiendo su propio conjunto de cuatro historias que acabarían por enfurecer considerablemente a la diosa: en ellas se mostraba casos en los que los dioses castigaban a los humanos simplemente por el placer de castigarlos.

Aparte de insultar a los dioses con aquellas imágenes, resultó que el trabajo de Aracne era de mucha mayor calidad que el de la diosa Atenea, que, humillada y enfadada por la poco halagadora representación, la maldijo.

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Algunos relatos dicen que Atenea arrojó veneno de Hécate sobre Aracne, mientras que otros afirman que utilizó sus poderes divinos para transformar a la tejedora Aracne en una araña que estaría condenada a una vida de tejer telas.

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Otras versiones del mito de Aracne y Atenea

En otras historias de este mito, el comienzo es siempre el mismo, sólo que se producen variaciones finales a la reacción de la diosa Atenea cuando esta acaba perdiendo el duelo. Veamos uno de ellos.

En el desafío de Aracne, Atenea muestra humildad

Después de escudriñar el tapiz de Aracne y ser incapaz de encontrar un defecto, la diosa Atenea finalmente cede la victoria, sin mostrar ningún tipo de enfado ni odio.

Sin embargo, al ver la humildad de la diosa, el hecho de ganar el concurso de tejido avergüenza a la propia Aracne, por lo que se ahorca y muere.

Atenea entonces decide devolverla a la vida como araña para que pueda seguir tejiendo.

En otro final alternativo de la fábula de Aracne, Atenea le enseña una lección

En esta historia, Atenea, en lugar de enfurecerse y castigarla o de mostrar humildad ante su propia derrota, la diosa decidió darle a la tejedora una lección humildad y respeto por los dioses.

Tocó la frente de Aracne llenando de vergüenza a la joven tejedora y fueron esas emociones las que hicieron que Aracne se colgara y que Atenea la reviviera en forma de araña.

En otra de las historias de Aracne y Atenea, la perdedora recibe un castigo

La versión final del mito de Aracne tiene un final muy diferente. Atenea, antes de comenzar el desafío de Aracne, establece que el perdedor debe prometer que nunca más volverá a tejer en un telar o huso.

Aunque en las otras versiones, Atenea pierde, en este, la diosa sale victoriosa. Las habilidades de Aracne no están a la altura de las de Atenea y como resultado, Aracne no puede usar un telar o un huso por el resto de su vida.

Compadeciéndose de la pobre mortal, Atenea la convierte en araña, pero en este caso, la transformación no es por rabia o rencor, sino una solución al castigo del desafío.

Aracne no puede usar un telar o un huso, cierto, pero puede seguir tejiendo telas como araña, manteniendo así su promesa y permitiéndola seguir tejiendo a gusto.

Conclusión sobre el mito de Aracne y Atenea

La historia de Aracne tiene muchos propósitos.

Por lo general, es una historia de advertencia sobre los problemas que puede causar ser una persona extremadamente orgullosa. De hecho, en cualquier versión del mito, el orgullo de Aracne terminó por desaparecer al verse vista obligada a vivir la eternidad como uno de los insectos más temidos.

Es una forma de justicia poética que los antiguos griegos utilizaban para mantenerse humildes.

Finalmente, la historia nos cuenta una moraleja sobre el poder de los dioses. A través de las diferentes versiones de la historia, Atenea reacciona con fuerza.

 Atenea castigando a Aracne por su osadía

 Tanto si se compadece de Aracne como si la transforma en una araña, sus sentimientos humanos tienen enormes ramificaciones.

Aunque la diosa estaba en su derecho de hacer lo que quisiera, la historia pone de relieve cómo las emociones pueden llevar a los dioses a ser injustos con los mortales. De hecho, no es la primera vez que Atenea transforma a otro ser vivo, ya que también creó a Medusa en un ataque de ira.

La historia de Aracne no hace más que confirmar la naturaleza voluble de la diosa.

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